¿Cuánto dinero necesitas para ser feliz? El lado humano de la economía
Si estás dedicando un par de minutos a leer este post puedo considerarme una persona afortunada; no sólo porque hayas creído interesante detenerte aquí entre la gran cantidad de información que existe en Internet sino por el simple hecho de invertir ese tiempo en esto.
La sociedad actual va muy acelerada y nosotros con ella; y no me refiero a los avances tecnológicos o científicos sino al hecho de que, como decía una canción de Queen, queremos conseguirlo todo y queremos conseguirlo ya.
Eso no tiene que ser necesariamente malo, siempre y cuando sepamos el motivo por el que lo queremos. En la era de Instagram, Youtube o las redes sociales existen profesionales que se convierten en famosos al instante, consiguiendo una popularidad que no siempre se traduce en reconocimiento real (considerando reconocimiento el hecho de que se valore lo que haces).
Y dentro y fuera de Internet intentan convencernos de que necesitamos determinadas cosas, de que debemos aprovechar la oferta el Black Friday o del Cyber Monday y de que nuestra vida será mejor si adquirimos la versión 9.0 y desechamos la 8.0 que compramos dos meses atrás. Quizá realmente no necesitábamos ni una versión ni la otra, pero conseguimos muchos “me gusta” cuando pusimos la foto de nuestra adquisición en Facebook.
Llegados a este punto seguro que estás pensando que a qué viene todo esto en un artículo que se supone de economía, de planificación financiera, en definitiva, de dinero.
¿Te has parado alguna vez a pensar qué quieres realmente en la vida? ¿Has calculado en alguna ocasión cuánto dinero necesitas para ser feliz?
El dinero es importante, mucho; la mayoría de nosotros encontramos que es muy difícil ser feliz si no podemos tener comida, ropa, casa…es decir, si no tenemos cubiertas las necesidades básicas. Si a esto le añadimos un poco de ocio, un restaurante, algún viaje, es lógico que nuestra felicidad aumente. Pero a partir de un límite, la cantidad de dinero que se gana no genera una felicidad extra; así lo explica el psicólogo Dan Gilbert, profesor de la Universidad de Harvard y autor del libro Tropezar con la felicidad (Destino).
También un estudio realizado por Daniel Kahneman, ganador del Premio Nobel de Economía y Angus Deaton, profesor de la Universidad de Princeton, reflejaba que los americanos aumentaban su felicidad al aumentar su ingresos hasta los 75.000 dólares al año pero que, a partir de ahí, el aumento de los ingresos no hacía que la felicidad aumentase de forma proporcional.
En el campo de las finanzas, como en el resto de parcelas de la vida, vamos también con prisas, intentando conseguir siempre más, la máxima rentabilidad, seguridad o liquidez, sin detenernos a pensar si realmente eso es lo que queremos o lo que podemos conseguir. Además, si a la cantidad de información financiera existente se une la falta de formación en ese sentido nos encontramos con que, a la hora de tomar una decisión sobre finanzas o inversiones escuchamos a todo el mundo menos a la persona más importante: a ti mismo, con tus valores y tus objetivos vitales.
La pregunta más importante que todos deberíamos hacernos en materia económica es, ¿por qué el dinero es importante para mí? ¿qué quiero conseguir en la vida? ¿cuáles son mis sueños y qué vida me gustaría vivir? Cuando nos hacemos esas preguntas es muy difícil, por no decir imposible, que se responda “quiero ganar mucho dinero”; cuando paramos un minuto a pensar, la respuesta a esa pregunta gira siempre en torno a la familia, los amigos o los valores.
Y es para esto para lo que existe la planificación financiera personal; para ayudarnos a detectar y alcanzar lo que es realmente importante para nosotros, alineando nuestras decisiones financieras con nuestros valores y con nuestros objetivos; en definitiva, la planificación financiera personal es la herramienta que nos acerca al lado humano de la economía.