¿Puede un algoritmo sustituir a tu planificador financiero?

La digitalización ha llegado también a la gestión financiera y lo ha hecho para quedarse. De un tiempo a esta parte, todo gira en torno a conceptos como robo advisor o fintech, sin olvidarnos de la banca online (que ya casi suena como algo obsoleto).

Es innegable que el ámbito online hace más fáciles trámite como realizar una transferencia o acceder a una documentación, pero parece que la época de la automatización ha llegado también al asesoramiento financiero. Esto significa que con incluir una serie de datos y responder a unas preguntas en un ordenador sobre tu situación económica, objetivos financieros e intereses, un robot puede saber cómo gestionar tu dinero o qué producto financiero te interesa más.

Siendo así, parece que deberíamos responder afirmativamente a la pregunta que plantea el título de este post, y reconocer que un robo advisor, algoritmo o aplicación puede sustituir en un futuro (no muy lejano) a los planificadores financieros. Y nada más lejos de la realidad, si consideramos al planificador financiero personal mucho más que un simple gestor de patrimonios.

En el primer post de este blog preguntábamos cuánto dinero necesitas para ser feliz y eso nunca te lo podrá decir un robot. La relación del planificador financiero personal con sus clientes se basa en la confianza y en el conocimiento de su vida, sus necesidades y sus objetivos.

Un algoritmo puede analizar tus finanzas y decirte qué producto puede darte la mayor rentabilidad en el menor tiempo pero sólo tu planificador financiero podrá decirte cuál es la mejor manera para que tu dinero te permita realizar ese sueño por el que llevas esperando mucho tiempo.

Más aún, un algoritmo nunca va a poder impedirte tomar decisiones emocionales que afectan a tu economía; decisiones en las que el estar acompañado por tu planificador financiero es fundamental ya que conoce tus objetivos y tu plan financiero, y podrá decirte cuál es la mejor manera de realizarlas para que no perjudiquen tus objetivos o incluso, para que contribuyan a ellos.

La planificación financiera personal, si quiere hacer honor a su nombre, siempre va a necesitar de las personas para funcionar. Y esa certeza, en los tiempos cambiantes que vivimos, no deja de ser una garantía.